lunes, 13 de mayo de 2013

El Papito.

Para Ais, que me conoce mejor que yo misma



Hoy pintaba para ser un día triste y complicado. Bien dicen que Dios aprieta, pero no ahorca: mientras pensaba que esto estaba de la patada, me dí una vuelta por el tuiter (esto de ya no tener tiempo ni para "vivir" en las redes sociales me tiene my mal) y lo ví: algo así como que "en el marco de los festejos del día de la madre, Bosé estará en el zócalo"... ¡qué a toda madre!, pensé. Pero, debería ir a mi casa y terminar todos los pendientes que tengodormirtemprano... ¡nel, ni madres! ¡Vamos a ir a ver al guapo Bosé! Punto y se acabó. 




Ais me llamó: "¿estás bien?" (¡qué bien me conoces, en verdad!). Total que le dije que me acompañara al concierto y fuimos. Llegamos a la plancha del zócalo como a las 8.30pm, unos minutos después salió el guapísimo hombre. ¡Uff! No importa ya nada. "¡Si esto no es felicidad, que baje Dios y lo vea y aunque no se lo crea, esto es gloria!".


Ya lo he dicho en otras ocasiones: el zócalo tiene algo de místico. Atrapa. Prende. Encanta. Hoy no fue la excepción. El espectáculo que trae este muchacho es inmejorable: luces, una sábana que baja, que sube, que lo envuelve sexymente, como él. ¡Uff! Sus músicos también son dignos de admirarse (algunos mucho, ja, ja). Y bueno, ¿qué se puede decir de ese señor? Simplemente, genial. 





Anda promocionando su disco Papitwo, así que pura rolita que uno maneja, lo cual siempre se agradece, porque cuesta trabajo aprender y aprehender canciones nuevas. Entonces disfrutamos "ese modo de andar, ese look cha-cha-chá, casi, casi vulgar y esas cejas...". Y dijimos: "sí, sí, por (su) forma de amar tan salvaje". 



Lo único malo es que tuvimos que chutarnos a la Sariñana cantar "Aire Soy", pero sólo esa y, como ya hasta para ella debe ser demasiado chocante, se ahorró su tonito español absolutamente fake, así que, bueno, se lo agradecemos también. 





Como a la mitad del concierto, nos avisó que ahora sí iban las "de nuestros tiempos". Él y sus músicos se sentaron en un pequeño semicírculo y que se arrancan. "Linda", "Amiga", "Te amaré". "Morir de amor". Y la mejor, de todas: "...si sigue así yo se lo voy a decir, que te cante, ¡ay, mi niña, cómo gozo cuando giñas! yo quisiera darte un beso chiquitín con un swing por aquí, por allí, un beso chiquitín con un swing sí, un beso chiquitín con un swing ". 





Creo que uno siempre pone el clímax de los eventos en las canciones que más le gustan. Seguramente, muchos estarán de acuerdo conmigo que ese momento fue cuando se escucharon las primeras notas de esa canción de Sereno que es pura delicia: "morena mía, voy a contarte hasta diez. Uno es el sol que te alumbra, dos tus piernas que matan, somos tres en tu cama (¡tres!), morena mía, el cuarto viene después, cinco tus continentes, seis las medias faenas de mis medios calientes, sigo contado ahorita (ok, pero no te tardes). Morena mía, siete son pecados cometidos, suman ocho conmigo, nueve los que te cobro, más de diez he sentido". Y por nuestra parte, sobró el arte. ¡Su-bli-me!




Y luego siguió y siguió cantando sus éxitos. "Bambú", "Gulliver", "Hacer por hacer", "Nada particular", "Si tú no vuelves", "Partisano", "Sevilla". Como ando medio chipil, confieso que se me salieron las lágrimas en algunas de esas canciones. Pero está bien, ¿qué sería de nosotros sin la música y su catarsis? Pensamos que cerraría con "Amante bandido", pero ¡noooo! Se despidió y volvió a echarse todavía tres canciones más. Luego sí ya se fue, porque todo lo que empieza tiene que acabar (eso no hay que olvidarlo, ahora que lo pienso).




¡Muchísimas gracias al Bosé! Creo que él se la pasó bien también. Por lo menos eso dijo: que nos quería y que siempre iba a regresar. "Yo y tú, tú y yo (sí), no dirás que no, no dirás que no (¿qué no dirás?) no dirás que no. Seré tu amante bandido, bandido, corazón, corazón, malherido. Seré tu amante cautivo, cautivo... me perderé en un momento contigo... por siempre".  


Estos conciertos gratis en el zócalo son una de las muchas razones por las que me gusta tanto la Chilangolandia. Está bien que hoy, justamente hoy, me lo hayan recordado.