sábado, 29 de mayo de 2010

Sir Paul

Para Darío, quien me ha enseñado que mi melomanía está aún en pañales
Para Alfie, porque consiguió los boletos

Todo beatlemano evoluciona, cambia y aprende a conocer y a reconocer todas las etapas del cuarteto. Luego de unos años, empieza a tener crush, más o menos duraderos, con alguno de los cuatro. En esos crush, el beatlemano menosprecia a los otros tres pero, en el largo plazo, aprende a valorarlos en su justa dimensión y entiende por qué esa gran síntesis explica todo lo que hay que explicar.

A esta beatlemana le faltaba el crush mccartiano. Sin embargo, hoy el buen Sir Paul —que no entiende de celos— le mostró lo que Joselo, palabras más, palabras menos, decía en su columna de hoy: es injusto escoger entre Macca y John, simplemente porque a Lennon la muerte lo mitificó y nunca sabremos si él también habría hecho silly love songs. Lo cierto es que casi la mitad de las grandes obras beatlemanas salieron de la cabecita del Sir Paul y eso no hay que olvidarlo.

Macca anunció su paso por México hace aproximadamente mes y medio. Primer problema: conseguir los #$*)!¿ boletos. Alfie, defensora de las causas buenas y justas, le consiguió dos. Segundo problema: ¿con quién ir? S., el hermanito de siete años, le dio la respuesta cuando dijo que Paul es el más chido de todos los Beatles. Primer crush beatlemano y primer concierto de la vida. ¿Qué mejor compañía?

El gran Sir Paul dio su segundo concierto en la Ciudad de México y ahí estaba la beatlemana con su acompañante. 9.30 de la noche, se apagan las luces y suenan los primeros acordes de Venus and Mars, seguidito de Jet (uh-uh-uh-uh-uh-uh) y luego All my loving. Paul hace una pausa para saludar en español a los "chilangos". A sus 67 años, sigue teniendo ese rictus de niño fresa travieso. Flaco, imponente y lo único que delata su edad es que ahora cuesta un poco de trabajo ubicar sus hoyuelos detrás de las mejillas algo caídas. Un par de canciones más para calentar el ambiente (Drive my car, Higway y la genial The long and winding road, that leaves to your door). Hasta ahí todo bien. La beatlemana tranquila, serena. De pronto, escuchó la estrofita: someone's knocking at the door, somebody is ringing the bell... dejó de mirar al escenario para unirse a los encendedores de la muchedumbre que se prendían y apagaban al ritmo de la música. La piel se le puso chinita y la adrenalina subió y subió. Sir Paul, que ya había visto en dos ocasiones anteriores la fascinación de los mexicanos con los encendores, anunció una canción hecha para que los asistentes se lucieran con su show de lucecitas, Shine a light, Mexico City!... and we did.

El acompañante se acurrucó en sus piernas y pocos instantes después se durmió. No estuvo tan mal, porque entonces la beatlemana prendió un cigarrillo para disfrutar I've just seen a face, And I love her y Blackbird (you were only waiting for this moment to be free). A partir de ahí todo fue una vorágine de emociones. Canciones para honrar a sus ex-compañeros fallecidos: Something, con fotografías de George y Paul proyectándose a todo en las pantallas traseras, Here today y Give peace a chance. Algunas de sus canciones como solista y en su época Wing: Nineteen hundred and eighty five, Dance tonight, Mrs. Vandebilt y Band on the run.

Macca terminó el concierto con una bacanal exclusivamente beatlemana, con excepción de Live and let die donde, para compensar, decidió explotar impresionantes fuegos artificiales. Como si lo supiera, el acompañante decidió levantarse justo después de esa canción, lo cual también estuvo bom-ba, porque entonces la beatlemana se levantó de su asiento y a todo pulmón cantó y bailó Day tripper, Lady Madonna, Get back y Helter Skelter que, a juicio del mccartiano acompañante, "fue la más ruda".

El muchacho se despidió, porque "I have to go home and YOU have to go home", pero antes, y para que no nos pusiéramos flamencos, nos deleitó con Yesterday y el reprise del Sgt. Pepper's (we're sorry but it's time to go).

Así ha empezado el crush mccartiano. Paul es todo un Sir, siempre alegre, siempre complaciente, siempre atento —se dirigió al público en español, al final ondeó las banderas mexicana e inglesa y del escenario salieron pedazos de papel de china con los colores patrios. Es también un excelente músico que lo mismo toca la guitarra, que el bajo, el piano o el ukulele. Es todo un showman con una presencia, energía y elegancia en el escenario que ya quisieran muchos músicos de hoy día. Y, lo más importante, Paul es un ex-beatle y el único que veremos en estas tierras olvidadas por la mano de Dios.

And in the end, the love you take is equal to the love you make...

***
Lo único que la beatlemana envidió de los asistentes al concierto anterior fue que no escuchó Two of us, una de sus tantas, tantas favoritas y con la que seguro hubiera llorado (más).

La leve pero constante lluvia empezó con A day in the life. La beatlemana y su acompañante no se dieron color, porque estaban debajo del techo (tómenla todos los demás con sus boletucos de 4,000 pesos).

Como Ringo, I've got blisters on my fingers de la prendida y apagada del encendedor.

El setlist completito aquí.

Unas fotos del otro hermano que se fue a la zona VIP (sin comentarios):



Con el Meme del Cafeta (¡ash y recontra ash!)