viernes, 11 de mayo de 2012

Macca en el zócalo

El zócalo de la Ciudad de México tiene algo de enigmático. Quizá por su historia, quizá porque ahí está la sede de casi todos los poderes de este país: el federal, el local y el religioso. Quizá porque ahí también fue la sede de la cultura azteca. El zócalo es punto obligado para la manifestación: electricistas, maestros, partidos políticos, conciertos, festivales. Todo empieza y termina en esa enorme plancha. Pero ayer por la noche, la magia de ese lugar se superó a ella misma. Nunca antes el zócalo se había llenado de tanta y tantísima vibra de la buena. Desde hace algunos meses, el jefe de gobierno confirmó que, como parte de su gira On the Run, Paul McCartney daría un concierto gratis en el zócalo. ¡Una delicia de noticia, especialmente para aquellos que no somos pudientes y no tenemos tarjeta Banamex ni 12,500 pesos para gastarlos en un concierto!

Creo que a Macca le caemos muy bien, especialmente los chilangos (ahora me entero que les ganamos a los yucatecos que querían llevárselo a Chichen Itzá), obviamente le llegaron al precio, pero en su caso, unos millones más, unos millones menos no hacen tanta diferencia. Así que lo que pasó anoche es, en realidad, un privilegio de dioses.

Mi estrategia inicial era ir desde temprano (de algo debe servir hacer home office), pero luego mi mccartiano acompañante de la vez anterior dijo que también quería ir, así que pensé que no aguantaría estar tantas horas en la espera. Desde el inicio dijeron que a la plancha entrarían sólo 80,000 almas y las demás tendrían que ver el espectáculo desde las pantallas que se pondrían en las calles más importantes del primer cuadro. Mis tíos también estaban dispuestos a llegar desde temprano, así que me uniría al plan, pero luego dije que no. A mis padres les dieron pases VIP para entrar hasta adelante, así que al final terminé yendo sólo con  S.  

Desde la noche anterior, los noticieros informaron que la gente ya se encontraba haciendo filas, así que supuse que no podríamos entrar al zócalo. Toda la mañana del jueves la nota era el concierto que Sir Paul daría. A mí se me cocían ya las habas por irme, pero pacientemente esperé a que el acompañante se sintiera en condición de ir. Llegamos a Bellas Artes a las 4.30 de la tarde y para las 5.20 ya estábamos en el zócalo. Me emocionó mucho poder entrar. No pensé que lo lograría.
  

La gente ya estaba ahí muy acomodada, así que no podíamos llegar muy lejos (a pesar de que S. quería acercarse lo más posible).  Nos sentamos, tomamos agua, platicamos. Luego de una hora, S. se empezó a desesperar, tampoco ayudó que la gente se hizo para adelante y nos quitaron nuestro cómodo lugar en el piso. Decidimos ir hacia los portales para tomar algo de agua y escapar un poco de la multitud. En ese momento pensé que el acompañante se querría regresar a la casa y que no aguantaría nada. Bueno, ¡ni hablar! Tampoco era tan grave el asunto: yo ya había visto dos veces a Paul y él una vez. Justo cuando estábamos saliendo nos encontramos a mis tíos y sobrinas; mi prima y su hija que vinieron desde Morelia sólo para ver al ex beatle. ¡Si nos hubiéramos puesto de acuerdo no lo hubiéramos logrado! Así que nos unimos a su grupo. Mis tías habían llegado desde temprano, a las 10 de la mañana, así que para ese momento estaban asoleadas, ya se habían acomodado hasta adelante y se habían reubicado en una zona menos conglomerada, ya habían comido, hecho millones de trucos para ir al  baño, casi le lloran a un policía que no las dejaba regresar. Estaban cansadas, pero todavía muy emocionadas, pues sería la primera vez que verían a Paul. "Es que tenía que verlo" dijo una de ellas. La gente estaba muy contenta, muchos jóvenes y adultos. Pocos niños. En algún punto pensé que había sido una irresponsabilidad de mi parte llevar a S., pero ya estábamos ahí y aguantaría lo que él aguantara. A la hora que me dijera: "¡vámonos!" con todo el dolor de mi corazón, me iría. 

A las 8.30 de la noche, tal como lo habían prometido, salió un DJ a tocar sus mezclas con las canciones más famosas de los Beatles y un collage de fotos y videos que salían en las pantallas. Sin embargo, el DJ no prendió a la banda, ningún telonero lo hace, pero hay unos a los que les va mejor que a otros. Como buen inglés, Sir Paul salió a tocar a las 9.06: "you say 'yes', I say 'no', you say 'stop' and I say 'go, go, go'". La multitud enardeció y a mí el corazón me dio un vuelco. ¡Lo he visto ya tres veces, me sé de memoria casi todas sus canciones, he estado en miles de conciertos en el zócalo y aún así, era imposible no sentir la emoción, los coros de miles de almas de todas las edades reunidas en el mismo lugar y por el mismo motivo!

 El setlist no fue muy distinto a lo que le había escuchado antes. No faltaron las canciones dedicadas: a Linda (“Maybe I'm Amazed”), a Nancy, su nueva esposa ("My Valentine"), a John Lennon, "mi gran amigo John", como el mismo lo dijo ("Here Today") y la versión en ukulele de "Something" para George. Sus grandes hits con los Beatles: "All my loving", "Drive my car", "The night before", "Paperback writer", "The long and winding road", "Eleanor Rigby". Un par que me gustaron especialmente: "And I love her" (a love like ours could never die as long as I have you near me), "I've just seen a face" (falling, yes, I'm fallin and she keeps calling me back again) y "Blackbird" (you were only waiting for this moment to be free).  Desde luego sus éxitos con Wings y sus primeras canciones de solista: "Band on the Run", "Mrs. Vandebilt", "Jet", "Let me roll it", "Hope of Deliverance". 



Mi acompañante se quedó dormido casi al empezar el concierto. Se acomodó entre todas las cosas y se hizo una cama. Me tenía algo nerviosa que le fuera a caer la marabunta encima en cualquier momento de frenesí, aunque mis tíos, mi prima y yo le hiciéramos una especie de cerca. Volví a pensar que era una hermana demasiado irresponsable, pero pues ya estábamos ahí. Mis tíos disfrutaron el concierto, las 14 horas de larga espera habían valido toda la pena. Se podía ver en sus caras. Lo mismo se veía en las caras de todas las demás personas. Las sobrinas se separaron del grupo y trataron de irse un poco más cerca, supongo que estar con las mamás en un concierto no es tan divertido, ja, ja, ja. Un poco después de las once, S. se despertó y me pidió que nos fuéramos. ¡Ni hablar! Me despedí y salí. En ese momento sonaba "Back in the USSR" e inmediatamente sonaron los primeros acordes de "A Day in the Life". Le pedí al acompañante que nos esperáramos sólo esa canción. Pero luego siguieron "Let it Be" y los fuegos pirotécnicos ya clásicos de "Live and Let Die". S. se despertó y se emocionó mucho (la vez pasada no había visto esa parte completa). En cuanto se acabó caminamos por 16 de septiembre, pero dos cuadras después muy serio me dijo: "mejor vamos a regresarnos". Regresamos, S. me preguntó: "¿ya tocó "Day Tripper", "Get Back" y "Let'em in"? Respondí que no justo en el momento que sonaron los primeros acordes de la primera, seguida por la segunda. Nos volvimos a meter para encontrar a nuestro grupo que, para esos momentos, estaba más que extasiado. Y así, Paul se despidió de nosotros a las 11.57pm con dos encores que fueron el colmo de la perfección: "And in the end, the love you take is equal to the love you make.






Macca es un señorón, un gran músico y todo un showman: su vitalidad en el escenario es realmente impresionante, ¡aguantar tres horas de concierto ininterrumpido no lo hace cualquiera! Su voz, su rictus, sus facciones siguen siendo las del jovencito "fresa" de los Beatles. Cambia millones de veces de guitarra y bajo. Se sienta y toca el piano, el ukulele, se mueve, canta, vive. En ningún lado se ven sus casi 70 años de edad. Y, ya lo dije antes, México le gusta. Le fascina lo que hacemos con los encendedores y le encanta tanto que lo pide. La vibra era tan impresionante que muy al principio nos pidió unos momentos en silencio para disfrutarlo. Se quedó parado viendo aquel espectáculo que era enteramente su culpa. El público mexicano se le entrega y él nos recibe con la misma emoción. Habla español, "buenas noches, chilangous", "¡Viva México, cabrones!", "estamos muy contentos de tocar en este concierto gratuito en el zócalo". Se divierte, disfruta lo que hace. La noche fue perfecta. Lo mejor de todo es que prometió regresar. Ojalá. Este país y esta ciudad siempre estarán gustosos de recibirlo. 


***


La organización del evento fue impecable. La entrada y salida fueron rápidas, el metro estuvo abierto hasta las 12.30 y fue gratuito, no hubo eventos que lamentar. Efectivamente, el zócalo se cerró cuando llegó al cupo que habían dicho y los demás se quedaron viendo el chou desde las pantallas. ¿Quién demonios dice que los chilangos no sabemos comportarnos? Lo he dicho antes: ésta es una ciudad de primera. Capaz de enamorar a cualquiera… ¡hasta a Paul! Aplausos totales al gobierno del Distrito Federal y a los patrocinadores que hicieron esto posible. Aplausos a los miles de asistentes y, desde luego, aplausos eternos al Sir Paul. Aplausos al S. que aguantó como los grandes las siete horas que estuvimos en el zócalo. 

Gran momento previo al concierto: cuando desde uno de los ventanales del hotel a alguien se le ocurrió sacar una manta a favor de Peña Nieto y la multitud lo obligó a guardarla. Anoche era pura música, esas cosas no venían al caso. 

Gran momento después del concierto: enconpramos a mis padres en el metro y luego to`os fuimos a cenar. Estábamos cansadísimos, pero contentos. Lo dicho: mi familia siempre es la mejor compañía. Ahora sí había puro fan y nada de posers. Por mucho, uno de los mejores días de nuestras vidas. 

El setlist completo:


Hello, Goodbye
Junior’s Farm
All My Loving
Jet
Drive My Car
Sing the Changes
The Night Before
Let Me Roll It / Foxy Lady
Paperback Writer
The Long and Winding Road
Nineteen Hundred and Eighty-Five
My Valentine
Maybe I’m Amazed
I’ve Just Seen a Face
Hope of Deliverance
And I Love Her
Blackbird
Here Today
Dance Tonight
Every Night
Mrs. Vandebilt
Eleanor Rigby
Something
Band on the Run
Birthday
Back in the USSR
I’ve Got A Feeling
A Day in the Life / Give Peace A Chance
Let It Be
Live and Let Die
Hey Jude
Encore 1:
Lady Madonna
Day Tripper
Get Back
Encore 2:
Yesterday
Helter Skelter
Golden Slumbers
Carry That Weight / The End